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Libro: Sembrando Esperanza III

  /  Libro: Sembrando Esperanza III

Presentación

Vivimos en un mundo incierto, porque el hombre ha preferido tomar el rumbo incierto de creerse autosuficiente, independiente, sin necesidad de Dios, ha preferido ser faro para sí mismo y brújula de sus propios pasos, en su actuar, ha dejado de lado al único que le puede dar la seguridad y la certeza en su caminar, DIOS. Ha roto con la armonía de la naturaleza, se ha empeñado en darle valor a las cosas que pasan y que son como oropeles, que brillan sin tener ningún valor ni sentido de trascendencia. VIVIR CON ESPERANZA ES VIVIR CON DIOS.

Vivir con Dios es vivir anclados a seguridades eternas, es vivir con justicia, lealtad, sinceridad y paz, es escoger el camino del bien, donde está Dios ahí está todo esto.

Vivir con Dios es vivir con los criterios sobrenaturales, trascendentes, apoyándonos no en seguridades humanas que son caducas, insuficientes, pasajeras y superficiales.

Vivir con Dios es abrirse a lo infinito y no perder el horizonte de lo Bueno, Bello y Verdadero.

Vivir con Dios es vivir con Esperanza, es mantener viva, clara la visión de la Vida Eterna, cuando tengo la seguridad y la claridad de mi futuro, mi presente se convierte en un presente cierto, seguro.

Vivir con Dios es creer que siempre hay una solución ante los problemas y pensar que yo no estoy solo nunca, que Dios está conmigo y me ayudará siempre a solucionarlo y a darme fuerzas para superar cualquier contratiempo, dificultad o sufrimiento.

Vivir con Dios es ver al hombre sereno, alegre, paciente en su soledad, siempre alegre y jamás enojado con la vida, para él no existe jamás el vacío de su existencia, no tiene ira, ni resentimientos, busca llenarse con una felicidad profunda, auténtica y no pasajera ni superficial, nunca está triste, desanimado, angustiado.

No dejemos que el mundo actual, con su confusión y alejamiento de Dios, nos roben la paz y la esperanza, estos son de los grandes tesoros que debemos dejar como patrimonio a nuestros jóvenes y a la sociedad. No permitamos que el desaliento, el desánimo se apoderen jamás de nuestras vidas, si “Dios está con nosotros, quién contra nosotros” (San Pablo).

Quien vive con Dios, tiene su esperanza asegurada, vive en paz y con la seguridad que todo saldrá bien.


P. Dennis Doren, LC