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AMBICION

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VALE MÁS QUE EL CUERPO Mateo  10,28 "Y no teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma, te- man más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna

De Luis de Condé, uno de los más valientes generales del siglo XVII, se cuenta que, todavía niño, tuvo dudas sobre la religión. Encontraba entre sus antepasados a católicos y protestantes. ¿A cuáles seguir? ¿A qué culto atenerse? Pero Condé se puso a estudiar la religión, a leer libros de gente erudita y brilló en su inteligencia

Cuando Napoleón se vio desterrado en Santa Elena y próximo a morir, hizo erigir en su habitación un altar para el santísimo sacramento. El general Bertrand se permitió hacerle observar que «aquel acto era propio de un fraile y no de un soldado y emperador». — Napoleón se incorporó en el lecho y replicó: «En mi habitación

Camille Bellaigue cuenta en Pie X et Rome: «Veo todavía a sus pies [se refiere a Pío X] un joven sacerdote sacudido por sollozos. Suplicaba, instaba en voz baja, como implorando un milagro. Y nunca olvidaré al padre santo estrechando con ternura aquella cabeza descarriada y repitiendo con voz fuerte: «¡La fe! ¡La fe! ¡Nada más

Camille Bellaigue cuenta en Pie X et Rome: «Veo todavía a sus pies [se refiere a Pío X] un joven sacerdote sacudido por sollozos. Suplicaba, instaba en voz baja, como implorando un milagro. Y nunca olvidaré al padre santo estrechando con ternura aquella cabeza descarriada y repitiendo con voz fuerte: «¡La fe! ¡La fe! ¡Nada más

Canalejas, político anticlerical, el día en que bautizaron a una de sus hijas asistió al bautizo en la parroquia. Oyó toda la misa de rodillas y después, cogiendo a su niña en brazos, se postró ante la imagen de la Virgen y se la ofreció. Escogió para madrina la esposa del doctor Muñoz. Un amigo suyo le

Un niño tuvo un sueño en el que vio a una encantadora hada que, acercándose a él, extendió ante sus deslumbrados ojos preciosos juguetes y ricos regalos. Sonriente, le dijo: — ¿Te hacen feliz estas cosas? Pues podrás tenerlas si eres mi amigo. En esto apareció en escena un noble príncipe, y, extendiendo un gran vestido sobre su