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NI ALABAR NI DESPRECIAR POR LAS APARIENCIAS

He visto alguna vez, en un día crudísimo de invierno, uno de esos grandes carros de carbón que pasan por la calle. Sobre los grandes montones de combustible se acurrucan unos hombres que tiemblan de frío. Entonces he pensado en lo triste que es ir sobre una fuente de calor vivificante y estar a punto de

He visto alguna vez, en un día crudísimo de invierno, uno de esos grandes carros de carbón que pasan por la calle. Sobre los grandes montones de combustible se acurrucan unos hombres que tiemblan de frío. Entonces he pensado en lo triste que es ir sobre una fuente de calor vivificante y estar a punto de

Pasaba un día Pío XI a lo largo de las filas de peregrinos durante una audiencia, cuando sus ojos se fijaron en un muchacho ciego. El papa se detuvo y alzó su anillo hasta los labios del chico, el cual empezó a temblar de emoción mientras saltaban lágrimas de sus ojos vacío — Querido —le dijo el

San Vicente de Paúl sufrió durante cierto tiempo vehementes tempestades en cuanto a la fe. Escribió el símbolo apostólico en un trocito de papel y lo cosió en un bolsillo de su traje. Siempre que surgía un pensamiento de duda respecto a la fe, apretaba contra su corazón el credo escrito, para confesar así firmemente su

Juana Francisca de Chantal, mujer de fe ardorosa, hubo de consolar a una religiosa que se quejaba de las tentaciones que sufría contra la fe. La santa, que tenía más de 61 años, le dijo: «Hija mía, hace ya casi 41 años que las tentaciones [contra la fe] casi me aplastan.»  

Gorch Fock, el cantor del mar del Norte que un día exclamó: «Si eres pagano, sigue siéndolo; no consientas que te bauticen», más adelante escribió en su diario las siguientes palabras: «Tenía razón aquel marino que escribió a su madre:. “Si te llegara la noticia de que nuestro crucero se ha hundido. y ninguno se ha