GOTAS DE ESPERANZA
Con la confianza puesta en Dios, se dirigió Rodolfo de Habsburgo contra las fuerzas cuatro veces superiores de su enemigo, Otokar de Bohemia. Mientras las fuerzas de éste clamaban: «¡Praga, Praga! », Rodolfo hizo que las suyas invocaran: «¡Cristo, Cristo! », y así ganó la gloriosa victoria de Jedenspengen (1278). La confianza en Dios es una saeta que
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Dios es buen pagador, y ni un vaso de agua deja de pagar si se da con misericordia. Tened muy fija esta esperanza siempre que os cueste trabaja practicar la virtud. ¿Recordáis la historia del viejo anacoreta? Un santa anacoreta tenía lejas de su chaza la fuente de la que cogía el agua. Fatigada par la vejez y
GOTAS DE ESPERANZA
Ahí tenéis a un hombre cubierto con todos los sufrimientos que pueden caer sobre una vida humana. Ahí le tenéis, semejante a un leproso; desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza, no es más que una llaga, yen cada llaga un dolor espantoso. Algo que roe sus carnes vivas como gusanos que
GOTAS DE ESPERANZA
¿Sabéis par qué motiva los creyentes miran con tranquilidad la misma muerte? Parque en medio de la oscuridad brilla el rayo de la esperanza. Es una noche oscura. En el vapor «Principessa Mafalda», que navegaba por el Océano, se abre una grieta, salta la caldera y mil doscientos pasajeros miran espantados la muerte, que se acerca. Durante unas
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San Carlas Borromeo, para tener la muerte ante la vista, la hizo pintar en un ángulo de su palacio por donde paseaba frecuentemente. El pintar la representó de la manera acostumbrada, con una guadaña en las manos. — ¿Por qué ponéis a la muerte una guadaña? —preguntó el santa. — Porque siega a los vivas —le contestó el pintor
GOTAS DE ESPERANZA
Un terrible ejemplo de desesperación es Judas después de la traición (Mt 27, 3-5). La desesperación es pecado porque juzga mal a Dios, el cual perdona siempre todo pecado, por grande que sea, si el pecador se arrepiente y pide perdón.
GOTAS DE ESPERANZA
Un párroco visitó en una ciudad populosa a un mendiga al cual había dada ya cuantiosas limosnas. Le encontró en su miserable habitación, con un compañera, haciendo un plan de reforma de la lotería que quería presentar al ministerio. . — ¿Cómo? —exclamó el párroco, sorprendido—, ¿Jugáis a la lotería? — Naturalmente —contestó el hambre—, algo hemos de
GOTAS DE ESPERANZA
Un párroco visitó en una ciudad populosa a un mendiga al cual había dada ya cuantiosas limosnas. Le encontró en su miserable habitación, con un compañera, haciendo un plan de reforma de la lotería que quería presentar al ministerio. . ¿Cómo? exclamó el párroco, sorprendido, ¿Jugáis a la lotería? Naturalmente contestó el hambre, algo hemos de tener de
GOTAS DE ESPERANZA
¡Era un muchacho aquel rey de Macedonia, Alejandro! Y muy ambicioso. Un día habló a sus generales: Mañana caeremos sobre los tebanos; los aniquilaremos. Pero no pararemos ahí: la ambición me empuja. Lógica pregunta de sus viejos generales: «¿Hacia dónde?» ¿Adónde iremos? contestó, cada vez más convencido Conquistaremos Grecia y Persia, después Egipto, luego Arabia, seguidamente India, y finalmente
GOTAS DE ESPERANZA
Santa Catalina de Siena († 1380) tenía a menudo visiones. Una vez se le apareció Jesucristo con dos coronas en la mano, una de oro y la otra de espinas, y le dijo: «Escoge una de estas dos coronas; mas sabe que si quieres en esta vida la de oro, tendrás la de espinas en la otra;