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Historias y anécdotas

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En un antiguo castillo danés, en Kronberg, pueden verse curiosos cuadros que están uno al lado de otro. El primer cuadro representa la infancia: un velero emprende su ruta hacia alta mar; en medio de la embarcación está sentado tranquilamente un niño, el cual mira el juego de las olas. Puede estar tranquilo porque un ángel

En cierta ocasión, San Francisco de Asís le dice a un albañil: ‑ ¿Qué haces, hermano? Aquel le contestó. ‑ Trabajo todo el día. ‑ Y, ¿Para qué trabajas? ‑ Para ganar dinero. ‑ Y, ¿para qué necesitas el dinero? ‑ Vaya, ¡qué pregunta! Para vivir. ‑ Y

Bocklin tiene un cuadro de profunda moraleja relativo a las "Cuatro edades de la vidas". En primer término se ve una pradera con un arroyuelo a cuya orilla hay dos niños que juegan despreo­cu­pados. A la derecha, en medio del cuadro, una mujer joven con un ramillete de frescas flores en la mano. A la izquierda,

Yo había pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito, pero El me hizo débil, a fin de que aprendiera a obedecer. Yo había pedido la salud para hacer cosas grandes, pero El me dio la enfermedad para que pueda hacer mejores. Yo había pedido la riqueza para poder ser feliz, pero me ha dado

Se ha comparado acertadamente la vida terrena a una gran partida de ajedrez. Tenéis alineados sobre el tablero todos los elementos; hay reyes y reinas, alfiles y peones. Cada uno tiene todas sus piezas sobre el tablero y, amontonados, se entierran unos sobre otros en la caja donde se guardan las fichas que se han eliminado.

En un colegio se realizó un examen ocasional sobre cultu­ra general y sucesos co­rrientes. Una de las preguntas, habien­do ocurrido ya la muerte del famoso rey del petróleo, fue: - ¿Cuánto ha de­jado Rockefeller? - Hasta el último céntimo -respondió un muchacho-. No se esperaba tal respuesta, pero el examinador le dio la más alta puntuación.