Lecturas del Miércoles de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
20 Nov 2024 Primera Lectura Lectura del libro del Apocalipsis (4,1-11): Yo, Juan, en la visión vi en el cielo una puerta abierta; la voz con timbre de trompeta que oí al principio me estaba diciendo: «Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después.» Al momento caí en éxtasis. En el cielo había un trono
GOTAS DE ESPERANZA
Estaba Abraham sentado delante de su tienda y vio parados cerca a tres varones. En seguida les salió al encuentro y les dijo: «
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Según una leyenda oriental, en el sitio donde se edificó Jerusalén vivían dos hermanos, uno de los cuales tenía muchos hijos y el otro estaba solo y soltero. En cierta ocasión, recogieron su cosecha y amontonaron el trigo en dos montones en la era. Una noche el hermano soltero pensó: «Mi hermano tiene una familia numerosa
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El emperador Carlos V debía una crecida suma al rico banquero Fugger. Y cuando, en cierta ocasión, el emperador en persona fue a su acreedor a pedirle una demora, Fugger cogió el pagaré y, con gesto magnánimo, lo arrojó al fuego delante del emperador. Dios nos manda que perdonemos a todos
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Fue un día el condestable de Chatillon a oír misa, y, cuando más abstraído estaba en sus oraciones, un pobre se acercó a pedirle limosna. El condestable sacó unas monedas de oro sin contarlas y las dio al pobre. Éste, sorprendido de tan generosa dádiva, creyó que no podía conservar en su poder aquella cantidad. Y,
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Enrique IV, yendo un día de caza, sintió una sed abrasadora y, perdido en un tupido bosque, vino a llamar a la puerta de una cabaña y pidió algo con que apagar su sed. El aldeano, sin conocerle, cogió el único melocotón que pendía del árbol para dárselo. Algún tiempo después volvió el rey a la
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El prefecto de un departamento de Francia, cristiano a medias, visitaba muchas veces los hospitales. Y, estando cierto día con la superiora en el despacho, entró una religiosa joven que, al ver al prefecto, hizo ademán de retirarse. — Entre usted, hermana —dijo él—. ¿Cómo se llama? — Hermana Leocadia —contestó la religiosa. — ¿En qué departamento está
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Diógenes. estaba un día plantado como un palo en la esquina de una calle, riéndose como un loco. — ¿Por qué te ríes? —le dijeron. — ¿Veis —respondió— aquella piedra que está en medio de la calle? Ya han tropezado en ella más de diez personas. Después de tropezar la miraban y la maldecían, pero ninguno la ha
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Un muchacho miraba siempre, por una ventana, el interiar de una casa grande, de estilo antiguo y señorial. Veía dentro, cerca de la ventana, un gran álbum rojo que contenía una valiosísima colección de sellos. Un día salió de la casa un anciano que se detuvo al ver al muchacho: — Admiras mi colección de sellos, ¿verdad? —
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Un día san Ignacio propuso al padre Laínez esta alternativa: — Supongamos que Dios os deja escoger entre ir al cielo ahora o continuar en la tierra con la posibilidad de hacer aquí algo para su gloria. ¿Qué escogeríais, padre? — Yo preferiría estar ahora seguro en el cielo —contestó. —Bien —dijo el santo—. Pues por mi parte yo