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Historias y anécdotas

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Un muchacho que hizo toda la campaña de la guerra civil española como voluntario, herido dos veces,. próximo a la muerte otras varias, conocedor de penas y horrores, me refería cuál fue para él la noche más triste de la guerra. Fue la noche en que vio caer a su lado, muerto instantáneamente por un balazo

En una reunión en que el orador quería probar que la existencia de Dios no es más que un mito, aquél terminó diciendo así: — Y, ahora mismo, que un ángel de vuestro Dios descienda del cielo y castigue mis blasfemias. Aún no había pronunciado la última palabra cuando se levantó uno de los oyentes, que era el

En Namur (Bélgica) un niño de 10 años que frecuentaba las Escuelas Cristianas tenía, por desgracia, un padre blasfemo. Un día el niño volvió a casa más tarde de lo acostumbrado, lo que bastó para que el padre desencadenase las más bárbaras blasfemias. El niño, horrorizado, se postró de hinojos ante el padre y exclamó entre

Un propietario que residía en una de las principales villas de Cataluña tenía un colono que se había entregado al feo vicio de la blasfemia. El colono se presentó un día a su señor, y al hablarle, observó que éste no le contestaba. — ¿No me ha comprendido usted? —preguntó. — Ni una palabra —contestó el propietario. — ¿Se

El hombre hoy se jacta de su belleza física y gasta dinero e invierte tiempo en mantenerse por fuera en perfecto estado, con una figura esbelta cuidada a base de dietas, pastillitas e idas al gimnasio; son horas tras horas que se dedica a engrandecer su figura, minutos y minutos que detrás de un espejo se

“Sin ilusiones, la humanidad moriría de desesperación o de aburrimiento”, dijo Anatole France. Todas las aventuras, los inventos, los hallazgos arqueológicos, se han llevado a cabo gracias a personas ilusionadas en la vida, a personas que han sabido entender las paradojas de la vida. Acuérdense del alpinista Edmund Hillary, el neozelandés que escaló por vez primera la cima

La vida nos deparará muchas sorpresas, muchas de ellas llegarán de forma intempestiva e inesperada, es como una tormenta que llega de repente sin avisar; en ese instante, utilizamos todos los recursos a nuestro alcance y dependiendo de la agilidad y astucia con que nos movamos, saldremos airosos y vencedores de estos momentos de angustia. Todo

  Yo, Jesús de Nazaret, viendo próxima mi hora y estando en posesión de plenas facultades para firmar este documento, deseo repartir mis bienes entre las personas más cercanas a Mí. Mas siendo entregado como Cordero para la salvación de la humanidad, creo conveniente repartir entre todos. Y así les dejo: Todas las cosas que desde mi nacimiento