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Pensamiento del día

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COMO SALUDAR A LA GLORIOSA VIRGEN  Nada de lo que pida es más precioso que la gracia, ni tengo necesidad de ninguna otra cosa fuera de ella y de la misericordia de Dios. Me basta su gracia y no necesito nada más: sin la gracia, en efecto, ¿Qué resultado tendría cualquier esfuerzo mío?, en cambio, ¿Qué puede

De cuatro manera suele presentarse la arrogancia: primero, cuando cada uno cree que lo bueno nace exclusivamente de sí mismo; cuando cree que la gracia ha sido alcanzada por los propios méritos; cuando se jacta uno de tener lo que no tiene; y cuando se desprecia a los demás queriendo aparentar como se tiene lo que

La soberbia es el menosprecio de Dios. Cuando alguno se atribuye las buenas acciones y no a Dios, que otra cosa hace sino negar a Dios? (Teofilo en Catena Aurea, Vol. VI, p.298). (Es) el apetito desordenado de la propia excelencia. (S. Tomás, Suma Teológica, 2-2q.162,a6). Si bien todos los vicios nos alejan de Dios, sólo la soberbia

COMO SALUDAR A LA GLORIOSA VIRGEN Ahora, después de éstas consideraciones, Que te pediré, mi muy querida Señora? Para mí, indigno pecador, ¿hay algo mejor, más útil, mas necesario que hallar gracia delante de ti y de tu amadísimo Hijo? Por lo tanto, pido la gracia de Dios por tu intercesión, ya que, como afirma el ángel,

Nunca te quejes de nada ni de nadie, porque tú, únicamente tú eres la causa de todo.  Tú eres la causa de todo lo que te acongoja, como eres también la causa de tu escases, de tu situación, de tus dificultades, de tus desdichas. La causa de todo eres tú, el chambón, el pesado, el torpe,

CITAS DE LA SAGRADA ESCRITURA:  Prov 113,10 / Sab 5,8 /Jer 9,23/ Is2,11/ Prov15,25/ Lc 1,53/ I Tim 6,3-4/ I Cor, 4,7/ Gal 5,26 Con el aplauso y lisonjera aprobación del pueblo, cualquier cabeza puede calentarse. (Ovidio, Epistolae ex Ponto, IV, 4,29)

COMO SALUDAR A LA GLORIOSA VIRGEN MARIA Pero ay de aquellos que se aburren, que la rezan sin devoción, que no reflexionan sobre sus palabras más valiosas que el oro, que no saborean las copas de miel, que tantas veces recitan el Ave María sin atención ni respeto. Oh dulcísima Virgen María, presérvame de una tan grave

COMO SALUDAR A LA GLORIOSA VIRGEN,  Este es el saludo angélico, compuesto por inspiración del Espíritu Santo, del todo adecuado a tu dignidad y a tu santidad. Es una oración pobre en palabras, pero rica en misterios. Breve como discurso, pero profunda como contenido; más dulce que la miel, y más preciosa que el oro, digna de