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agosto 2025

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Santa Catalina de Génova preguntó una vez a su director espiritual en qué debía reparar más cuando oraba o leía. El sacerdote le respondió: «Hija mía, en tus oraciones medita siempre las palabras: "Hágase tu voluntad." Y al leer la sagrada Escritura detente en la palabra "amor" siempre que salga. Pues sábete que esta palabrita es la

Estaba visitando el Secours Catholique de Lourrdes. En la sala de lectura, magnífica, me di cuenta de que la presidía uno de esos relojes viejos y grandes de pared. El reloj no tenía péndulo, ni horas, ni estrellas; sólo la esfera, y sobre ella se leía en letras rojas: «La caridad siempre es puntual». A la

Alejandro y Cayo, distinguidos cristianos de Apamea (Frigia), acérrimos enemigos de los herejes montanistas, fueron condenados a muerte durante el reinado de Marco Aurelio (h. 172). Al ser conducidos al suplicio junto con algunos montanistas, pidieron a sus verdugos, como una gracia singular, que los decapitaran por separado, para que su sangre no se mezclara ni

Santa Isabel de Hungría, duquesa de Turingia, fue célebre en toda Alemania por su amor a los pobres. Derramaba con profusión sus limosnas entre todos los necesitados que se hallaban en los contornos de su castillo de Warburg. Le gustaba nevar persónru1m1ente y en secreto sus auxilios, no sólo en dinero, sino también en víveres y

Pío IX, al pasar un día por las salas del Vaticano, se encontró con un joven que, como embelesado, contemplaba un cuadro de Rafael. Cuando el jov1n vio al papa, hizo una profunda inclinación. El papa le preguntó quién era. El joven le dijo que era pintor y que por falta de recursos no podía ingresar

Es conmovedora aquella escena de Fabiola. Ésta, doctora en filosofía y literatura, oye a una esclava hablar de los misterios del cristianismo. Su orgullo patricio se subleva y se admira de haber encontrado un corazón tan grande en una griega. Sira le dice que ella también tiene su alma, y ante tamaña blasfemia en una esclava,

¿Creéis que es caridad tropezar con un pobre que os importuna, meter con indiferencia la mano en el bolsillo y darle, para que os deje en paz, una moneda? ¿Creéis que el pobre no tiene corazón como vosotros? Una sonrisa, un apretón de manos, una palabra cariñosa: eso vale a veces más que todas las monedas

Francisca de Chantal no sabía rechazar a ningún pobre. Algunos pordioseros se aprovechaban de ello iban a pedir y después, dando la vuelta al castillo, se presentaban de nuevo. Se llamó la atención de la castellana sobre esta treta, mas ella contestó: «También yo estoy pordioseando continuamente ante el trono del Señor, y no me gustaría que

Luis XIV, el rey Sol, había salido muy de mañana con sus monteras a una de sus fastuosas cacerías. Su caballo galopaba por los senderos de los bosques saltando obstáculos, y el rey perseguía la pieza mientras atronaban el aire las trompas y ladraba furiosa la jauría. De pronto, en un camino solitario, tropieza con un cortejo

DE ELLA NOS HABLA SAN PABLO Romanos 7,7 ¿Qué decir, entonces? ¿Que la ley  es  pecado?  ¡De  ningún  modo!  Sin embargo, yo no conocí el pecado si no por la ley. De suerte que yo hubiera ignorado la concupiscencia si la ley no dijera: ¡No te des a la concupiscencia! 8 Mas el peca- do, tomando ocasión