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Uno de los faraones de Egipto envió al sabio de la antigüedad Pitaco un animal destinado a servir de víctima en el sacrificio, con la súplica de que le devolviese la parte más valiosa y la parte más mezquina. El sabio le devolvió la lengua, con la observación de que ésta es la parte más valiosa

La célebre escritora francesa madame Stael era protestante. Una de sus amigas, también protestante, le hizo saber que se había convertido al catolicismo. La ilustre literata le contestó: — Yo estoy resuelta a morir en la religión de mis padres. — Pues yo, amiga mía, he decidido morir en la religión de mis abuelos.    

Gustavo Bickell, profesor protestante de universidad y conocedor insigne de las lenguas orientales, estaba copiando los himnos desconocidos de san Efrén. En éstos, el santo cantor ensalza también a la Concebida sin mancha. El sabio profesor pensó: «Los protestantes rechazan el culto de María, que aquí, en documentos de los primeros siglos cristianos, encuentra elocuente testimonio. Por

Es una triste realidad que las familias actuales estamos tan saturadas de trabajo, la escuela y otras tantas actividades, que ya no tenemos tiempo de platicar, convivir y mucho menos para darnos amor. Es esencial entonces, recomenzar un ambiente nuevo en la afectividad, y así ayudarnos a desarrollar esta capacidad natural de amar. No olvidemos que

Nadie puede expresar el gozo de María; nadie está en condiciones de comprender la abundancia de su dulzura y la grandeza de su consuelo, porque donde más sobreabunda la gracia, más sobreabundan la alegría y el consuelo, y también Dios con mayor frecuencia suele efectuar sus visitas. De lo cual se sigue que siempre más fervorosamente

Un vicario apostólico de Noruega escribía que durante una misión se le presentó un protestante que le preguntó con marcado interés: — Diga, ¿existe todavía el papa? — Ciertamente — contestó monseñor, muy admirado de la pregunta. Y el protestante continuó: — No hay nada más claro. Lutero, fundador de nuestro protestantismo, dijo que él sería la muerte del papa.

Lenhu, después de perder la fe, apenas encuentra palabras para describir la desolación del alma que apostató de Dios. Para tal alma el mundo es como una ciudad muerta, con largas y estrechas calles en las cuales tiene que vagar a tientas. Así escribe: «Desde que he abandonado el sendero de la fe, he perdido toda la

Un oficial cristiano que había combatido contra Mohamed, sultán de los turcos, cuando fue tomada Constantinopla pasó de las banderas de los cristianos a la de los turcos, arrojando la cruz para coger el turbante. Así abandonó el servicio de Dios para servir a Mohamed. ¿Qué esperaba del sultán este renegado? Pues nada menos que desposarse con