CUANDO ENTRAS A ESTE MUNDO, COMIENZA LA AVENTURA
La vida es una aventura interminable y, como un gran parque de atracciones, tiene entretenimientos para todos los gustos. Hay grandes montañas rusas, simples ruedas que giran y giran, grandes barcos que van y vienen. También hay aquellos especiales, sí, especiales que nos hacen segregar toda la adrenalina que hay en nosotros, de los cuales terminamos extasiados, hipertensos, como diciendo, a éste no me vuelvo a subir.
Así es nuestra vida, va pasando de experiencia en experiencia, muchas de ellas cortas, como corta es la vida. Un recorrido que dura desde que llegamos a la vida y termina el día que partimos y nos despedimos de ese gran parque de aventuras. En todo este caminar, aunque muchas veces no lo percibimos, ha estado Dios acompañándonos y alentándonos. Por eso, hoy, les invito a que hagamos un alto y veamos en qué jueguito nos encontramos y si hemos invitado a Dios para que nos acompañe. Lo aconsejo, es mejor parar, detenerse y decirle a Dios: ”Hoy súbete junto a mí, hoy quiero hacer de esta experiencia algo diferente”, verás que no saldrás defraudado.
“Un hombre llevó a su hija de tres años de edad por primera vez a un parque de diversiones. Ella estaba asombrada de lo que veía y escuchaba, pero más que nada, le emocioban las vueltas y zumbidos de los aparatos. Rogó a su papá que la dejara montar un aparato en particular, a pesar de que era considerado el que más “miedo” infundía a los niños de su edad.
Mientras ella a toda prisa doblaba la esquina en su pequeño carrito, de momento arrugó su rostro y soltó sus manos dando un grito aterrador. Su padre, quien montaba el carro con ella, luchó para llamar su atención. Con una gran sonrisa, él le gritó por encima del ruido del aparato: “¡Esto es divertido!” Cuando la pequeña vio que él no tenía miedo, comenzó a reírse. La nueva experiencia, que al principio era aterradora, en un instante se volvió agradable. ¡De hecho, ella insistió en montar el mismo aparato tres veces más!
¡Qué consuelo es saber que nuestro Padre celestial no solo nos acompaña en las nuevas vueltas de la vida, sino que a pesar del miedo que podamos experimentar, nos dice, lo divertido que está! Y yo, viéndolo a Él, sintiendo su presencia, agarro fuerzas y continúo el camino con una sonrisa en los labios, porque Él me ha enseñando a sonreírle a la vida.
Él tiene buenas cosas planeadas para nosotros. Cuando experimentemos el vértigo del presente y nos asusta, porque las bajadas y subidas son extremas, sepamos mirarle a Él, quien con una sonrisa nos dirá que tenemos que seguir tranquilos y felices. Puede ser que cuando miramos el futuro, desde nuestra perspectiva, nos asustemos; pero al hacerlo desde la perspectiva de Dios, es mucho más probable que gritemos: “¡Adelante! ¿No crees que esto será divertido?” (Reflexiones Cristianas)
No dejemos de mirar a Dios. Él nos toma de la mano y nos lleva por un camino lleno de misterios. Dios siempre busca nuestro bien y jamás nos dejará a la merced de caídas libres sin término. Él estará siempre para agarrarnos y acompañarnos por esta enigmática aventura que es la vida. Dejémonos llevar por Él, no le cuestionemos, no le exijamos, no le reclamememos, no regresemos a nuestro pasado ni pretendamos interpretar el futuro, vivamos el hoy. Así como nos lo dice el profeta Isaías: “Ahora dice el Señor a su pueblo: “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril” (Is. 43, 18-19).
