EL RETO DE: NO DEJAR DE SEMBRAR
La vida es un desafío diario, un reto que no se acaba. Cuando vamos terminando un proyecto, se presenta uno nuevo. Es emocionante vivir con esa ilusión, la de emprender nuevos proyectos en la vida e ir revisando nuestro check list para poder comprobar qué vamos cumpliendo. No nos detengamos ni nos desanimemos cuando los proyectos no se producen como esperamos o lo habíamos planeado. No siempre salen las cosas a la primera. Muchas veces tenemos que experimentar en varias ocasiones el fracaso, la frustración o el desánimo antes de llegar al triunfo; lo importante es llegar al final. No importa cuánto nos demoremos, aceptemos el reto y lleguemos hasta el final.
“He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta. He perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento” (2ª Timoteo, 4, 6-8).
“Pocos son los hombres que construyen ciudades, la gran mayoría las habita”.
“Pocos son los hombres que proyectan la construcción de un puente, la gran mayoría lo utiliza”.
“Pocos son los hombres que levantan rascacielos y fábricas, la gran mayoría trabaja en ellos”.
Igual que esos pocos privilegiados, la felicidad llegará a nosotros cuando NOS ATREVAMOS a explorar…, cuando NOS ATREVAMOS a echar los cimientos de grandes estructuras para satisfacer las necesidades de tus semejantes.
Desarrollemos dentro de nosotros la magnífica visión de ayudar a nuestros semejantes a que se ayuden a sí mismos, motivemos a los hombres a que desarrollen y utilicen todo su potencial, y así les estaremos ayudando a levantar los cimientos más sólidos y a hacer estructuras gigantescas de sus vidas. Cuando nos hayamos atrevido a desarrollar este desafío de ayudar a nuestros semejantes, habremos descubierto el significado de una vida más rica y abundante. ¡Les reto a que lo hagamos!
Aceptemos hoy el reto de seguir sembrando a nuestro alrededor. No dejemos de lanzar la semilla del bien. Sembremos amor, y recogeremos unión; sembremos unión, y recogeremos paz; sembremos paz, y recogeremos armonía; sembremos armonía, y recogeremos ilusiones; s sembremos ilusiones, y recogeremos vida; sembremos vida, y recogeremos regalos; sembremos regalos, y recogeremos alegría; sembremos alegría y recogeremos fe; sembremos fe, y recogeremos esperanza; sembremos esperanza, y recogeremos confianza; sembremos confianza, y recogeremos unidad; sembremos unidad, y recogeremos carácter; sembremos carácter, y recogeremos hábitos; sembremos hábitos, y recogeremos destinos; sembremos destinos, y recogeremos felicidad; sembremos felicidad, y recogeremos éxito. Y con ese éxito, crecerá nuestro sueño; con ese sueño, crecerá nuestra realidad; con esa realidad, crecerá nuestra verdad, y esa verdad, nos llevará a Dios.
Solo así llegaremos a poseer esa satisfacción personal que anhelamos obtener. Nuestra vida es un constante sembrar.
No dejemos para mañana lo que hoy debemos comenzar.
