
GOTAS DE ESPERANZA
Siendo obispo de Mantua el futuro san Pío X, un comerciante de dicha ciudad estaba al borde de la quiebra, y el obispo entregó a una de sus feligreses determinada suma de dinero para que, callando la procedencia, la hiciese llegar a manos de aquel hombre.
La señora exclamó:
— Pero ese hombre es el autor de un libelo anónimo contra usted.
— Razón de más para que mi caridad sea tan anónima como sus injurias —contestó el gran apóstol.
Share: