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Sembrando Esperanza

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ORACION / POR AMOR

Un hombre ya entrado en años alcanzó la fe de Jesucristo en una misión de China. Al llegar la «liberación» comunista, el viejo neófito fue encarcelado. Pero todas las mañanas, sin el menor respeto humano, se arrodillaba en la nave de la prisión y rezaba sus oraciones nuevas, intactas, casi con calor de catequesis.

Un día el guardián del barracón le prohibió toda clase de manifestaciones de carácter religioso, pero el cristiano no le hizo caso. Al día siguiente el guardián le amenazó con un bastón, pero el cristiano no si intimidó.

– ¿Por qué te arrodillas para rezar? ¿No sabes que esto es una infracción del reglamento, que se castiga a bastonazos?

– Yo tengo que adorar de rodillas a mi Dios. Es mi deber. Tu obligación es darme una paliza por esto. ¡Qué le vamos a hacer! Yo rezo y tú me apaleas. Tú cumples con tu deber y yo con el mío.

 

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