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Sembrando Esperanza

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QUIERO SER TU AMIGO DE VERDAD

Los verdaderos amigos son luz y brillo en nuestro caminar. Contar con amigos sinceros, nos trae un sinnúmero de bendiciones y felicidad en nuestra vida. Por eso hoy les invito a cuidarlos, a valorar su presencia, a acudir a su consejo, a recordarlos y saludarlos en el día de su cumpleaños, a incluirlos como parte de nuestros proyectos y alegrías.

El mundo de hoy necesita volver a tener confianza en las personas.  Un amigo bueno es un tesoro. Él nos escuchará, nos entenderá y nos dará un buen consejo. Será un buen guía en momentos de oscuridad y confusión.

La amistad es una responsabilidad muy grande. Con ella está en juego la vida, salud y la felicidad de los demás. Una vez que hemos decidido ser amigo de alguien, debemos comprometernos a ser leales, sinceros, a disponer de tiempo para esa persona. A ser sinceros, generosos, comprender y tener paciencia, dar sin esperar nada a cambio, olvidar sus debilidades, corregir con amor sus defectos. Estas son algunas de las virtudes y actitudes que acompañan la verdadera amistad. Espero que los demás les consideren buenos amigos.

“Hace tiempo al estar en mi casa, siendo como las 11:00 de la noche, recibí la llamada telefónica de un muy buen amigo mío. Me dio mucho gusto su llamada y lo primero que me preguntó fue: ¿cómo estás? Y sin saber por qué le contesté: “solísimo”.

¿Quieres que platiquemos? Le respondí que sí y me dijo: ¿quieres que vaya a tu casa? Y respondí que sí.  Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba tocando a mi puerta.

Yo empecé y hablé por horas y horas, de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mis proyectos, de mis deudas y él atento siempre me escuchó.  Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado mentalmente. Me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, me apoyara y me hiciera ver mis errores. Me sentía muy a gusto y, cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo: bueno, pues me retiro tengo que ir a trabajar.

Yo me sorprendí y le dije: pero por qué no me habías dicho que tenías que ir a trabajar. Mira la hora que es, no dormiste nada, te quité tu tiempo toda la noche.  Él sonrió y me dijo: no hay problema, para eso estamos los amigos. Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así.

Lo acompañé a la puerta de mi casa… y cuando él caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos: oye amigo, y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde? El regresó y me dijo en voz baja es que te quería dar una noticia…y le pregunté: ¿qué pasó? Y me dijo…fui al doctor y me dijo que mis días están contados. Tengo un tumor cerebral, no se puede operar y solo me queda esperar…Yo me quedé mudo… Él me sonrió y me dijo: que tengas un buen día amigo… se dio la vuelta y se fue…

Pasó un buen rato para cuando asimilé la situación y me cuestioné una y otra vez, ¿por qué cuando él me preguntó cómo estás me olvidé de él y sólo hablé de mí? ¿Cómo tuvo la fuerza de sonreírme, de darme ánimos, de decirme todo lo que me dijo estando él en esa situación?…Esto es increíble. Desde entonces mi vida ha cambiado, suelo ser más crítico con mis problemas y acostumbro disfrutar más de las cosas buenas de la vida. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero.  Por ejemplo, él todavía vive y procuro disfrutar mejor los momentos que convivimos y platicamos; sigo disfrutando de sus chistes, de su locura, de su seriedad, de su sabiduría, de su temple, de mi amigo.” (Autor desconocido)

No hay riqueza más valiosa que un buen amigo seguro. Seamos siempre amigos leales, que supone ser persona de palabra, que responda con fidelidad a los compromisos que la amistad lleva consigo. Los amigos nobles no critican, ni murmuran, ni traicionan una confidencia personal y siempre tienen veracidad en sus palabras. Son verdaderos amigos quienes defienden los intereses y el buen nombre de sus amigos.

Les dejo estas reflexiones para que seamos amigos de verdad y para siempre.

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