GOTAS DE ESPERANZA
¿Creéis que es caridad tropezar con un pobre que os importuna, meter con indiferencia la mano en el bolsillo y darle, para que os deje en paz, una moneda? ¿Creéis que el pobre no tiene corazón como vosotros? Una sonrisa, un apretón de manos, una palabra cariñosa: eso vale a veces más que todas las monedas del mundo. Oíd un hecho rigurosamente histórico.
Tendido en una esquina, un mendigo paralítico imploraba una limosna a los transeúntes mostrando su miseria. Pasó por allí un caballero y le vio. En seguida metió la mano en el bolsillo y se encontró con que no nevaba encima ni una sola moneda. Entonces, con voz amable, le dijo:
— Hermano mío, quisiera darte. algo, pero, por mi mala suerte, no llevo un céntimo.
Se llenaron de lágrimas los ojos del mendigo, que contestó:
— Gracias, señor; me ha dado usted con sus palabras mucho más que una limosna. ¡Hace tanto tiempo que en mi desgraciada vida nadie me ha llamado hermano!
