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Sembrando Esperanza

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PECADO / REDENCION DE CRISTO

Se cuenta que tras los pastores que fueron a Belén, también se encontraban Adán y Eva. ¡Habían esperado tanto al Salvador! Ambos estaban acongojados y se preguntaba angustia­dos: ¿Qué don le podemos ofrecer al Niño Jesús que le pueda gustar? Se postraron como para pedir la más grande piedad. Cuando María les invitó a acercarse, ambos tenían los ojos bañados en lágrimas. No obstante, Adán se acercó y sacó de su pelliza un fruto bellísimo, ya mordido: el fruto del bien y del mal del paraíso perdido. Así habló Adán: Perdona Señor,pe­ro no tenemos otra cosa que ofrecerte, más que nuestro pecado. María lo tomó de las manos de Adán y lo depositó a los pies del Niño. Cuando María acompañó a Adán y a Eva a la salida eran ya hombres nuevos.

 

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