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Sembrando Esperanza

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SINCERIDAD

Apoc.22,15; Rom 12,9; 1 Cor.13,5-6; 2 cor 1,18-21; Gal.1,10; Mt.10,26;  Ef.6,5; Flp.2,15; col.3,8-9; 1 Tes.2,3-4;I Tim.5,21; Sant.1,19-27; 2,1-26; 1 Jn.2,3-11; 3,16-24; 4,20; Mt.6,1-8; 7,5; 15,3-9; Mc.7,9-13; Lc.11,37-52; 12,1-2; Jn.8,44.

Cuando quiere no puede, porque cuando pudo no quiso. Y así , por un mal querer, perdió un buen poder.(Sn.Agustín, De trinitate,Lib.XIII

Nada tan peligroso como un buen consejo acompañado de un mal ejemplo. (Mme. de Sablé)

Vana es y peligrosa toda obra humana que no comienza en el cielo.(P. Metastásio)

Así como los teatros, cuando todo se acaba, y los que representan se retiran y se desnudan el traje, los que antes parecían reyes o pretores aparecen ahora tal y como son con todas sus miserias, así, cuando viene la muerte y concluye el espectáculo de esta vida, depuestos de los disfraces de la riqueza y de la pobreza, sólo por las obras se juzga quiénes son verdaderamente ricos y quiénes pobres, quiénes dignos y quiénes indignos de gloria.

(SAN JUAN CRISOSTOMO)

Si no declaras la magnitud de la culpa, no conocerás la grandeza del perdón.

(SAN JUAN CRISOSTOMO)

No quisiera que ignoraseis, hermanos míos, de qué modo baja, o por mejor decir, se cae en estos caminos. El primer escalón es el disimulo da la propia flaqueza, de la propia iniquidad y del propio fracaso, cuando perdonándose el hombre a sí mismo, auto consolándose, se engaña. El segundo escalón es la ignorancia de sí (…). Que más lógico que no ver sus llagas, especialmente si las ha tapado con el fin de no poderlas ver? De esto sigue que, ulteriormente, aunque se las descubra otro, defiende con tozudez que no son llagas, dejando que su corazón se abandone a palabras engañosas para buscar excusas a sus pecados. (SAN BERNARDO)

En el mundo nada existe tan difícil como la sinceridad, ni tan fácil como el halago. Si en la sinceridad hay aunque sólo una centésima parte de nota falsa, inéditamente se produce una disonancia, y después de la disonancia, el escándalo. El halago, a pesar de que sea falso hasta su última gota, es agradable y siempre es escuchado con placer; quizás un placer grosero, pero placer al fin y al cabo. Y por grosero que parezca el halago, la mitad, si no más, siempre parece legítimo.

Y actúa así sobre todas las personas que componen la sociedad, sea cual sea su categoría y su nivel intelectual. Incluso una vestal podría ser seducida por el halago. (crimen y Castigo, Dostoyeski),

 

 

 

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