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agosto 2021

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Se cuenta que tras los pastores que fueron a Belén, también se encontraban Adán y Eva. ¡Habían esperado tanto al Salvador! Ambos estaban acongojados y se preguntaba angustia­dos: ¿Qué don le podemos ofrecer al Niño Jesús que le pueda gustar? Se postraron como para pedir la más grande piedad. Cuando María les invitó a acercarse, ambos

Un califa de Córdoba, cuenta una tradición árabe, quiso agrandar sus jardines y construir un pabellón sobre un pequeño campo que lo rodeaba y era lo único que poseía una pobre viuda. Ésta se negó a vendérselo y entonces el príncipe se apoderó con violencia del campo y edificó en él un brillante palacio. La pobre mujer, desolada

Un labrador, al segar el trigo, cortó por medio a una víbora con la hoz. Y oíd lo que hizo después aquel buen hom­bre. Satisfecho de su hazaña y con aire de triunfo, la mostra­ba a los compañeros. ¡Desgraciado de él! Aquella cabeza enve­nenada, retorciéndose, le mordió en una mano, y el pobrecillo, por aquella mordedura

Un tal Troquilo, discípulo del filósofo griego Platón (347 a.C.), habiendo visto un día el mar en calma, exclamó: "Voy a dar un hermoso paseo por mar". Subióse a una pequeña embarcación que corría que era una delicia. Pero, de pronto, levantóse una furiosa tempestad que sacudió la nave por todas partes, y poco faltó para

MUJER, AQUI TIENES A TU HIJO Acepta pues oh Maria, dulcísima Madre de Dios, esta disposición de tu Hijo y esta decisión tan dulce. Acepta afectuosamente a este discipulo que te ha dado tu Hijo Jesús. Es el apostol Juan, virgen descollante, el más amado de Jesus, de modales delicados. El es de semblante veracundo en el

MUJER, AQUI TIENES A TU HIJO Juan puso en obra con suma alegría lo que Jesús le dijo desde lo alto de la cruz. Efectivamente "desde aquel momento la recibió en su casa" (Jn 19,27), cuidó de ella, la sirvió con solicitud, la obedeció de modo incondicional y la amó de todo corazón. Goza, pues, y alégrate,

Un bebedor, en una fiesta de la santísima Virgen, hizo un viaje de tres horas para ir a confesarse a un santuario. En la confesión prometió no volver a emborracharse y ni siquiera poner el pie en las tabernas. Por la noche, de vuelta a su casa, tuvo que pasar junto a una taberna; pero siguió de