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Lectura del Lunes 08 abril 2024 de la II semana de Pascua, feria


Primera Lectura

Lectura del Libro de los Hechos de los apóstoles (4,23-31):

EN aquellos días, Pedro y Juan, puestos en libertad, volvieron a los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlo, todos invocaron a una a Dios en voz alta, diciendo:
«Señor, tú que hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos; tú que por el Espíritu Santo dijiste, por boca de nuestro padre David, tu siervo:
“¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos planean proyectos vanos? Se presentaron los reyes de la tierra, los príncipes conspiraron contra el Señor y contra su Mesías”.
Pues en verdad se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para realizar cuanto tu mano y tu voluntad habían determinado que debía suceder. Ahora, Señor, fíjate en sus amenazas y concede a tus siervos predicar tu palabra con toda valentía; extiende tu mano para que realicen curaciones, signos y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús».
Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de Dios.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 2,1-3.4-6.7-9

R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor

¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«Rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo». R/.

El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«Yo mismo he establecido a mi Rey
en Sion, mi monte santo». R/.

Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo:
te daré en herencia las naciones;
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás con jarro de loza». R/.

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ayúdame, Señor, a vivir en la alegría de tu resurrección esperando, ardientemente, la venida de tu Santo Espíritu.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y el reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reinado no tendrá fin”. María dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes, la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En estos días de Pascua, hemos estado meditando en la alegría de Jesús resucitado. Sin embargo, ¿qué tiene que ver el Evangelio de la Anunciación con la Pascua?

La relación es mucho más profunda de lo que imaginamos.

En primer lugar, una de las últimas palabras de Cristo en la Cruz fue: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre”.(Jn 19, 27). Meditar en la Anunciación nos hace entrar como verdaderos hijos de Dios al corazón de nuestra Madre, y esto produce en nosotros una verdadera alegría y valor para ser portadores del mensaje de Dios como el ángel: ¡Alégrate, no temas!

En segundo lugar, la Pascua también es un tiempo de esperanza en las promesas de Cristo resucitado. “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con sus sombra”. (Lc 1, 35) El mismo Espíritu que sopló sobre las aguas del caos en el génesis; el mismo que obró en la encarnación en el seno virginal de María; y el mismo que descendió sobre los apóstoles en Pentecostés, es el espíritu que Dios nos quiere dar.

No obstante, Dios no coacciona nuestra libertad. María respondió “hágase en mí según tu palabra”. Su “sí” transformó la historia. ¿Cuánto podrá hacer el Señor con tu “sí” a la acción del Espíritu Santo?

«¿Ha existido en la historia una persona más disponible que María, como vemos en la anunciación? Dios la preparó para aquel momento y ella respondió con amor y confianza. Así también el Señor nos ha preparado a cada uno de nosotros y nos ha llamado por nuestro nombre. Responder a esa llamada es un proceso que dura toda la vida. Cada día estamos llamados a aprender a ser más disponibles al Señor en la oración, meditando sus palabras y buscando discernir su voluntad».
(Discurso de S.S. Francisco, 2 de diciembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy contagiaré de alegría a las personas de mi entorno para dar testimonio, sin temor, de que Cristo vive.

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