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Sembrando Esperanza

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Lecturas del Sábado 7 Feb de la 4ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la carta Hebreos (13,15-17.20-21):

HERMANOS:
Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.
No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.
Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

V/. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

V/. Preparas una mesa ante mi,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te invito a mi vida para que tenga ese descanso que solo Tú puedes dar.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

 

Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

 

Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús se compadece dos veces en el Evangelio de hoy. Con los discípulos y con la multitud que lo necesitaba. Primero ve que están cansados los discípulos y quiere darles un momento para ellos, pero también reconoce que el cristiano necesita la presencia de Dios para descansar, le recarga de fuerzas como si fuese su batería. La presencia de Dios nos renueva.

En un segundo momento, Jesús ve la multitud y se compadece porque ve que van como ovejas en busca de pastor. Quieren un guía, aunque algunas no lo admitan. Jesús quiere ser su pastor estando cerca de ellas y que sepan que pueden contar con Él. Su cercanía les da seguridad como la vara de un pastor que protege a sus ovejas hasta la muerte.

En muchas otras ocasiones Jesús se conmueve, dos momentos de compasión son especiales. Aquel cuando está fuera de la tumba de Lázaro y cuando en la figura del padre encuentra al hijo pródigo. Estos dos momentos muestran de qué está hecho el corazón de Jesús. Un primer momento nos muestra que el amor que le tiene a Lázaro, su amigo y me viene a la mente pensar, y ¿quién no quisiera un amigo como Jesús? Y no solamente porque lo resucita, sino por el amor que le demuestra, aun en el lecho de muerte está ahí.

Recemos mucho por todas las personas que están sufriendo en este tiempo de pandemia y por las otras que les toca acompañarlos en su dolor. El segundo escenario es el del hijo pródigo donde su padre se conmueve al ver que su querido hijo regresa, no le cobra las cuentas, sino que le perdona todo porque es su hijo. Y tú, ¿crees que Dios te pueda perdonar todo lo que has hecho?

 

 

«En estos momentos difíciles me viene en mente el pasaje del Evangelio de Marcos, en los que relata cómo los apóstoles al regresar de la misión, a la que Jesús los había enviado, volvieron a reunirse con Él. Le contaron todo lo que habían hecho, todo lo que habían enseñado. Luego, Jesús los invitó a irse, solos con Él, a un lugar desierto a descansar un poco. Nuestro ser Pastores de la Iglesia, también en el contexto actual, nos pide actuar de esta manera. No podemos actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas. Es indispensable que volvamos siempre a Jesús, que nos reunamos en fraternidad sacramental, para contarle y contarnos entre nosotros “todo lo que hemos hecho y enseñado”, con la convicción de que no es obra nuestra sino de Dios. Él es quien nos salva, nosotros sólo somos instrumentos en sus manos.»

(Video mensaje de S.S. Francisco, al clero de Venezuela, 20 de enero de 2020).

 

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Pedir de manera especial por una persona enferma que conozca.

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