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Sembrando Esperanza

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Lecturas del SAN BENITO, Abad

Primera lectura

Lectura del libro de los Proverbios 2,1-9:

Hijo mío, si aceptas mis palabras y conservas mis consejos, prestando oído a la sensatez y prestando atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios. Porque es el Señor quien da sensatez, de su boca proceden saber e inteligencia. Él atesora acierto para los hombres rectos, es escudo para el de conducta intachable, custodia la senda del deber, la rectitud y los buenos senderos. Entonces comprenderás la justicia y el derecho, la rectitud y toda obra buena.

Salmo

Sal 33,2-3.4.6.9.12.14-15

R/. Bendigo al Señor en todo momento

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará. R/.

Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor. R/.

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R/.

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, escucha mi oración;
Tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
Tú, que eres justo escúchame.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti. (Salmo 142)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38

En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y el mudo habló. La multitud maravillada, decía: “Nunca se había visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”. Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Envía, Señor, trabajadores a tus campos. Llena el mundo con tu gracia. Que tus obreros recorran todas las ciudades, enseñen en las plazas, prediquen el Evangelio, curen toda enfermedad y dolencia. Envía apóstoles, Señor, ¡danos vocaciones! Mira que la cosecha es mucha. Mira que hay muy pocos en ella…

Tu palabra siempre es un llamado. Y tu llamado, en el fondo, es una vocación. Señor, yo rezo ahora para escuchar tu voz. Sé que yo también tengo un llamado, y que has puesto en mi alma una vocación. Porque Tú no llamas sólo a unos pocos. Todo hombre y mujer tiene una misión en este mundo. Yo soy uno de tus trabajadores, esté donde esté.

Me has llamado a seguirte, Señor, y quieres enviarme a tu campo. Hoy mismo me invitar a llevar tu nombre, ser cristiano en mi trabajo, con mi familia, con mis amigos. Tal vez encontraré quién necesite una palabra de esperanza, un poco de mi tiempo, el testimonio de mi fe y de mi caridad auténtica. Tal vez encuentre a alguien que necesita escuchar tu voz; tal vez yo mismo sea hoy canal de vocaciones…

Mira que la cosecha es mucha. Necesito tu gracia para cumplir tu voluntad. Dame hoy de tu pan, para que pueda extender el Evangelio del Reino. Te ruego, Señor, envíame a tu campo y haz de mí un buen servidor en tu viña.

«La misión del cristiano en el mundo es una misión estupenda, es una misión destinada a todos, una misión de servicio sin excluir a nadie; requiere mucha generosidad y sobre todo elevar la mirada y el corazón, para invocar la ayuda del Señor. Hay tanta necesidad de cristianos que testimonien con alegría el Evangelio en la vida de cada día».
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de julio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy ofreceré un sacrificio [una renuncia a algo bueno para unirme al sacrificio de Cristo] por las vocaciones.

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