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Sembrando Esperanza

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VANIDAD

En cierta ocasión un mal cazador disparó contra un ganso salvaje (así reza el cuento), pero no pudo quitarle más que las plumas de la cola. Y tan desgraciado fue el pobre animal, que no le quedaron más que dos plumas. ¡Pobre ganso! Todos se reirían de él.

En vista de esto resolvió emprender una vida errante.

Después de largo viaje llegó a un paraje donde vivían también gansos salvajes. Cuando las jóvenes aves vieron al advenedizo, soltaron en seguida una fuerte carcajada:

– Mira, mira este espantajo, no tiene más que dos plumas en la cola.

– Pero es un tipo interesante. Dijo otro. -Seguramente ésta será la nueva moda.

– Yo, por mi parte. Dijo otro, -encuentro que es una moda aceptable.

Y al día siguiente todos los gansos jóvenes no llevaban más que dos plumas en la cola.

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