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Historias y anécdotas

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Una actriz parisiense, Eva Lavalliere, conoció duf1ante varios años el éxito y la gloria. En medio del vértigo de sus fiestas y triunfos, comprendió lo que era Dios y su destino. Generosa, se entregó a Él. Quiso ingresar en el Carmen, pero no la aceptaron por razón. de su salud. Se alistó entre las enfermeras del Islam

En una cristiana aldea de Africa, algunos negros, con el fervor de los neófitos, habían buscado un lugar entre la maleza donde, a solas cada uno, poder entregarse tranquilamen­te a la oración. Uno de ellos descuidó con el tiempo la ora­ción; se echaba de ver en la senda que conducía a su escondri­jo en el matorral.

Iba San Ignacio, con sus primeros compañeros, camino de Barcelona. Iban, como de costumbre, a pie y con su hatillo a cuestas, cuando un buen hombre los vio, se apiadó de ellos y les pidió con mucha instancia que le dieran sus bultos, que él tenía buenas fuerzas y se los llevaría. Ellos rehusaban, pero, al

Nos empeñamos en ser felices gozando de las cosas de la tierra, mas la vida llena nuestros sueños de amargos desengaños. Sólo podemos ser felices como el san Francisco de Asís del célebre cuadro: con los brazos en la cruz y el pie sobre el mundo. ¿No veis lo que pasa con una alfombra? Sale de la

En el estadio sueltan una liebre mecánica y, en seguida, una jauría de galgos. La liebre corre que corre, y los galgos, enloquecidos, van tras ella. Cuando van a cogerla, alguien da más fuerza a la corriente eléctrica y la liebre corre como un huracán. Los galgos, con los ojos inyectados en sangre, la persiguen; no oyen,

Era en el angora e Atenas; no en el lugar donde los senadores deliberaban acerca de la salvación de la patria, sino en aquel otro lugar en que sofistas embaucadores de todos los tiempos, engañaban al pueblo. Uno de ellos había puesto catedra, y a su alrededor se agrupaban, abierta la boca en pasmo de admiración,

Estaba un torero en la capilla de la plaza, y en su momento de nerviosismo por la expectación pierde el dominio de si y se echa a llorar. El capellán le pone la mano en el hombro y le dice: "Pero muchacho, ¿Por que lloras? Padre, quizá esta tarde el toro acabe conmigo, ¿Quién piensa en

Un cazador muy experimentado estaba paseando con un amigo cerca del campamento cuando, de repente vieron un león agachado en un recodo del camino, a pocos metros. El cazador levanto su rifle; rugió el animal y se dispuso a saltar sobre ellos. Pasaron unos segundos que parecieron años: disparó y el león cayó muerto. -¡Creí que no