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Historias y anécdotas

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Hoy todo son quejas, gritos y rebeldías contra el dolor. Es una consecuencia necesaria de la materialización de la vida. Cuan grande es el dolor de espaldas a Dios,lo están probando bien a su costa los hombres. Pero cuando se ve en el dolor, la mano de Dios con que resignación y aun con que alegría

Teodosio el Joven se había alejado de su gente en una cacería y llegó muy fatigado a una cabaña. Era la celda de un anacoreta. El solitario le tomó por un oficial de la corte y le recibió con toda reverencia. Oraron y, luego, se sentaron. El emperador, que recorría con la mirada todos los rincones de la

Cuenta un autor sueco que en una calurosa tarde de verano se entabló una ruidosa discusión entre los habitantes del bosque respecto a este problema aterrador: — ¿Cuál es el sentido de la vida? — Vivir es cantar —gorjeó un ruiseñor, y lanzó sus trinos. — ¿Cómo va a ser cantar? —dijo un topo—. Vivir es luchar continuamente contra

Joaquín Alcaraz era un albañil que, a causa de un accidente, había perdido el uso de todos sus miembros. El pobre hombre pasó más de treinta años en cama. Al no poder utilizar las manos, escribía con la pluma en la boca numerosas cartas, realizando a través de ellas un gran apostolado. Durante la guerra civil española

Un ciego se hizo conducir ante el sepulcro de santo Tomás de Cantorbery y allí, orando con fervor, recobró la vista. Lleno de gozo, pudo contemplar la hermosura de la luz y de la naturaleza. Mas pensó bien pronto que quizá sería mejor, para su felicidad eterna, permanecer ciego en el mundo. Y de nuevo fue a

Un rey, poderoso y amante de sus vasallos, quiso favorecer a sus súbditos, y para ello estableció unas cajas bien provistas de dinero en todas las ciudades de su reino. Los vasallos no tenían que hacer otra cosa que presentarse a los administradores y pedirles lo que quisieran. Con sólo pedirlo, recibían grandes sumas para pagar

Un árabe dirigía a un oficial francés prisionero la sangrienta injuria: "¡Perro cristiano!". El oficial, indignado, le dijo: "Yo soy tu prisionero, pero soy un hombre como tú. ¿Por qué me insultas así?" "¿Tú, un hombre?" -respondió el árabe‑ No. Hace seis meses que estás aquí y jamás te he visto rezar.  

Ezequías enfermó de muerte, y el profeta Isaías fue a visitarle y le dijo: Esto dice el Señor: "Ordena tu casa, porque morirás tú y no vivirás". Volvió Ezequías el rostro a la pared, y oró al Señor diciendo: "Ruégote Señor te acuerdes que he caminado en tu presencia con sinceridad, y con perfecto corazón, y

El obispo alemán Von Ketteler celebraba un día la santa misa en un convento. Al dar la comunión, conmovió se ante una de las comulgantes, por lo que, terminada la santa misa, rogó a la superiora le presentase a las religiosas. No viendo a la que él buscaba, interrogó a la superiora:  . — ¿Están todas, madre? — No,