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Pensamiento del día

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EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA   Para conseguir la benevolencia del benignísimo Jesús y de su muy misericordiosa Madre, nada mejor hay para ti que humillarte en cualquier circunstancia, sometiéndote a todos, manteniéndote siempre en el último lugar y considerándote sinceramente indigno y ruin. Si en cambio te crees capaz de llevar a cabo algo bueno,

EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA Feliz el que escucha con atención las amonestaciones que Jesús le dirige, para que se corrija y, después del amargo llanto, se sienta nuevamente arrobado por los dichosos éxtasis del alma. La conmiseración de Jesús es más grande que todos los pecados, y la benignidad de María no podrá agotarse

EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA Ellos no se olvidarán jamás de ti, mientras tú no los olvides. Pero si desgraciadamente te olvidaras o te comportaras mal, si tu devoción de antes se hubiese enfriado, tendrás que sancionarte con oportunos castigos, deplorar con amargura tus malos pasos, aprender a hablar más a menudo con Dios y

EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA Comienza en la tierra a alabarlos, a venerarlos y a amarlos, para que puedas merecer la gracia de reinar con ellos, bendecirlos y ensalzarlos eternamente en unión con los ángeles y los santos. Es hermoso y suave alabar a Jesús, es amable y gracioso alabar a María. Alábales en la alegría,

EFECTOS DE LA DEVOCION A MARIA Cada vez que estés por recitar las divinas alabanzas o por realizar cualquier acción, a solas o con los otros, eleva primeramente los ojos al cielo e invoca con ternura a Jesús y a María, poniéndote entre súplicas bajo su vigilante protección, haciendo la ofrenda de ti mismo a su

EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA El cuerpo ama los buenos olores y se reanima con el sustento de los alimentos; el alma en cambio se nutre, se robustece y se regocija con sólidas virtudes y santas meditaciones. Por eso, cuanto mayor sea la dedicación para perfeccionarse bajo la guía y en la escuela de los más

EFECTOS DE LA DEVOCIÓN A MARÍA "Mi recuerdo es más dulce que la miel" (Ecli 24, 19). Estas palabras de la Eterna Sabiduría se aplican decorosa y oportunamente a la Madre de la misericordiosa, de la que nació Cristo, sol de la justicia. Dulce es Jesús, dulce es María, porque en ellos no hay amargura alguna,