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Historias y anécdotas

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Bocklin tiene un cuadro de profunda moraleja relativo a las "Cuatro edades de la vidas". En primer término se ve una pradera con un arroyuelo a cuya orilla hay dos niños que juegan despreo­cu­pados. A la derecha, en medio del cuadro, una mujer joven con un ramillete de frescas flores en la mano. A la izquierda,

Yo había pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito, pero El me hizo débil, a fin de que aprendiera a obedecer. Yo había pedido la salud para hacer cosas grandes, pero El me dio la enfermedad para que pueda hacer mejores. Yo había pedido la riqueza para poder ser feliz, pero me ha dado

Se ha comparado acertadamente la vida terrena a una gran partida de ajedrez. Tenéis alineados sobre el tablero todos los elementos; hay reyes y reinas, alfiles y peones. Cada uno tiene todas sus piezas sobre el tablero y, amontonados, se entierran unos sobre otros en la caja donde se guardan las fichas que se han eliminado.

En un colegio se realizó un examen ocasional sobre cultu­ra general y sucesos co­rrientes. Una de las preguntas, habien­do ocurrido ya la muerte del famoso rey del petróleo, fue: - ¿Cuánto ha de­jado Rockefeller? - Hasta el último céntimo -respondió un muchacho-. No se esperaba tal respuesta, pero el examinador le dio la más alta puntuación.  

En Estados Unidos viven unos 160 millones de que poseen más le veinte millones de automóviles. Lo que cuesta no es comprarse un auto, sino encontrar un lugar donde poder apar­carse. Es tan grande el número de coches, que si se parasen, no se podría andar por la calle. A cada paso se lee: "No parking

San Bernardo, hijo de familia dotado de claro ingenio, se hallaba el la flor de la vida y todo le sonreía. Mas se pre­guntó a sí mismo: "¿Cuánto podrán durar estas cosas? ¿Y por ellas voy a exponerme siempre a perder mi alma?" Y resolvió entrar en la orden del Cister. Trataron de disuadirle sus hermanos, mas