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Pensamiento del día

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DIOS CASTIGA A TIRO Y A SIDÓN POR SU AVARICIA Zacarías 9,3 Se ha construido Tiro una fortaleza, ha amontonado plata como polvo y oro como barro de las calles.  14 Yahvé aparecerá sobre el los y saldrá como relámpago su flecha; el Señor tocará el cuerno y avanzará en  los  torbellinos del  sur.

AVARICIA MINISTERIAL 1  Samuel 2, 12-36. Miqueas 3, 1 1 Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes enseñan por salario, sus profetas vaticinan por dinero, y se apoyan en Yahvé diciendo: "¿No está Yahvé en medio  de  nosotros?  ¡No  vendrá  sobre nosotros ningún mal!" 12 Por eso.por culpa de ustedes, Sión será un campo que se ara, Jerusalén

Eclesiastés 5,9 Quien ama el dinero, no se harta de él; y  para quien ama riquezas, no bastan ganancias. También esto es vanidad. Isaías 5,8 ¡Ay, los que juntan casa con casa, y campo a campo anexionan, hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en medio del país! Isafas 33,6 Sean tus días estables; la riqueza que salva

I Pedro 2, 18 Criados, sean sumisos, con todo respeto, a sus dueños; no sólo a los buenos e indulgentes, sino también a los severos. 19 Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios, cuando se sufre injustamente.

2 Corintios  10,8 Y aun cuando me gloriara, excediéndome algo, respecto de ese poder nuestro que el Señor nos dio para edificación de ustedes y no para ruina, no me avergonzaría. 2  Corintios  13, 1 O  Por eso  les  escribo  esto ausente, para que, presente, no tenga que obrar con severidad conforme al poder que me otorgó

Los hombres nos acostumbramos a querer tener respuestas a todos los interrogantes, más aún, cuando alguno de ellos tiene el aspecto de fracaso, injusticia o falta de sentido común, nuestro interior se debate y se revela en cuestionamientos y en querer dar las respuestas que nos parecen más acertadas. El silencio de Dios; la vida de Dios

La Virgen Bienaventurada sufrió muchísimo por los errores del mundo y por la perversidad de tanta gente; se compadeció de los que estaban verdaderamente arrepentidos o duramente tentados. Se afligió por la enorme ingratitud de los hombres, para quienes Dios Padre, había mandado a su Hijo unigénito, encarnado por amor, a fin de que reconquistaran el