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Pensamiento del día

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EFICACIA DEL AVE MARÍA   Primer ejemplo. Un hermano había extraviado en su celda un librito y, a pesar de prolongadas y cuidadosas búsquedas no logró encontrarlo. Estaba muy entristecido por esta pérdida y se desvanecía su esperanza, hasta que se refugió en la oración e invocó a la Bienaventurada Virgen con el Ave María. Aconteció que, comenzando

A JESÚS CON MARÍA Feliz el alma devota que en esta tierra tenga a Jesús y a María como íntimos amigos: comensales a la hora de comer, compañeros en los viajes, solícitos en la necesidad, consoladores en los sufrimientos, consejeros en las incertidumbres, auxiliadores en los peligros y en el momento de la muerte. Dichoso el

A JESÚS CON MARÍA Si meditan bien estos temas, hermanos, y si deciden ponerlos en práctica, el diablo huirá a la vista de ustedes, que progresarán en la vida María, en su clemencia, rogará gustosamente por ustedes; y Jesús la escuchará de muy buena gana, por el respeto que tiene por la Madre. Es muy poca

A JESÚS CON MARÍA Si el enemigo maligno los tienta y les impide invocar a Dios y a María, no se preocupen y no dejen de alabarlos y de rezar; pero con más fervor invoquen a María, saluden a María, piensen en María, nombren a María, honren a María, inclínense ante María, recomiéndense a María. Permanezcan en

A JESÚS CON MARÍA Obren así, hermanos, mientras están bien y tienen todavía tiempo para en- Procúrense amigos y abogados tales, que puedan decir una buena palabra, grata a Dios, para disculpar sus ofensas y sus deudas; y que los puedan recibir en sus eternas moradas, después de los peligros y las fatigosas luchas de este mundo,

Nadie puede dudar que la buena y misericordiosa Madre, consoladora de los pobres y auxiliadora de los huérfanos, gustosamente pronunciará una palabra dulce y bondadosa a favor del fiel servidor que esté por salir de este mundo. Apaciguará con sus santas oraciones el rostro de su amado Hijo y nuestro Redentor, diciendo: "Amorosísimo Hijo mío, ten

A JESÚS CON MARÍA   Si ustedes, hermanos, aman a nuestra Señora, y si desean su ayuda en todas las tribulaciones, deténganse con ella junto a la cruz de Jesús, tomando parte de todo corazón en los padecimientos de ambos, para que ella, en la hora de su muerte, ruegue solícitamente a fin de que se les perdonen

A JESÚS CON MARÍA   Al observar tamaños sufrimientos en el Hijo, al que amaba de manera singular y por encima de todo, se debió a un verdadero milagro el que haya podido seguir viviendo todavía en el cuerpo, mientras su alma era traspasada por la espada del dolor todas las veces que vio y oyó al Hijo